miércoles, 10 de diciembre de 2014

Las cosas que odio.~



Hay muchas cosas que odio, una lista que aunque quizás no interminable, seguiría hasta llenar un par de páginas. ¿Pero eso no es mucho, no? No es la gran cosa, ¿no?
No, no lo es. Pero, ¿de qué va esto?
Va, de este maldito sentimiento de impotencia que se atora allí, justo en mi garganta, justo allí, donde no puede ser gritado pero tampoco puede ser totalmente acallado; allí dónde duele; allí dónde debo tragármelo entero; allí donde nace, crece y debe (me guste o no) morir.
Va de ese ponzoñoso deseo que se acumula, acecha y aguarda negativamente en mis venas, susurrando hostilmente: ¡Hazlo!, ¿No lo deseas tú también? Sólo un poco, un poquito...

martes, 18 de marzo de 2014

"Cuando te pierdes a ti mismo"

Autor: Héber Moisés Arellano Montes

-¿Quién eres tú? —preguntó la oruga.
-Ya no lo sé, señor. He cambiado tantas veces que ya no lo sé.

Me puse a pensar en la última vez que que me dio alegría estar vivo y me di cuenta, con un poco de amargura, que no recuerdo cuando fue que ocurrió. Pero recuerdo que esta mañana salí de casa esperando toparme con algo que me hiciera recordarlo, o mejor dicho, volverlo a vivir...

Vivir. Es una palabra fuerte, e implica varias cosas de las que no nos damos cuenta de manera "tan simple" como lo es respirar, a pesar de ser tan evidentes. Mientras venía de camino a la universidad, en el transporte público, rodeado de personas que probablemente veo cada mañana de mi vida y no tengo ni la más remota idea o interés de saber quienes son, me puse a pensar en lo que haría al llegar.
Probablemente saludaría con un "Hola" no muy enérgico y sólo por cortesía, pues así fui educado, después le daría un beso a la única persona con la que tengo conexión emocional y buscaría el lugar más apartado de todos ustedes, como lo hice ya, de esta forma, si algo de lo que pienso llegase a escapar de mi boca o pudiese ser malinterpretado con una mirada, podría pasar desapercibido y no causar el más mínimo daño.

De las 7 horas con 20 minutos que pasamos al día aquí, 7 horas con 20 minutos pienso y me cuestiono:
"¿Estoy viviendo o sólo paso por la vida?"
7 horas con 20 minutos resuenan en mi cabeza las notas de infinidades de canciones que ahogan todas las palabras carentes de sentimiento y alma que llegan a mis oídos pero no a mi espíritu y que jamás son escuchadas. 
7 horas con 20 minutos me busco, pero estoy perdido siempre. 
A veces me busco entre las páginas de libros, inmortalizo las letras en paisajes invisibles. A veces me busco entre trazos de colores que nunca nadie verá. A veces me busco en la música de algo que no se puede tocar. A veces me hundo con el peso de las palabras, pero los ahogo a todos conmigo, aunque ni siquiera imaginen. A veces los noto, pero nunca los quiero, "querer a todos vale tanto como no querer a nadie". A veces pienso que soy mala persona, a veces sólo lo soy. A veces escojo mis palabras para herir. A veces lo hago en silencio. A veces se desangra mi moral, pero nunca se muere.

¿Estoy viviendo correctamente?
Si la respuesta es "No", no tengo miedo a equivocarme, puedo volver a intentar, no tengo miedo de fallar, tengo miedo a no poder remediarlo. 
"No tengo miedo a caer, tengo miedo a romper todos mis huesos y seguir vivo".
Aunque irónicamente eso es lo que busco, seguir vivo, llenarme de esta emoción.
Como esa vez que tuve tanto miedo, que di un paso hacia atrás, pero dos hacia adelante, o la primera vez que sentí tanto dolor, que ni siquiera pude moverme. 
La primera vez que hice un amigo de verdad, o todas esas veces que he llorado de coraje. La vez que casi me desmayo de placer y esa vez que no podía respirar de tanto reír. La vez que mi cuerpo se electrificó cuando besé por amor a una chica, que sólo se compara con esa vez que besé por amor a un chico.
Nacemos para morir pero no todos tenemos la dicha de vivir realmente, no todos vivimos para nosotros mismos. 

"¿Quién manda a los demonios a asesinarnos? ¿Quién nos cubre de gloria después de un triunfo? ¿Quién nos pisotea después de un fracaso? ¿Quién cura nuestras heridas y ocasiona nuevas? Somos nosotros"

Vive, no finjas vivir. Desobedece, crea, destruye, no dañes, ama. No te pierdas.

sábado, 15 de febrero de 2014

~

¿Habría algún día en el que pudiese hacer algo bien?
¿Había habido un día en el que fue una fortuna permanecer al lado de alguien?
¿En el que alguien se alegrase verdaderamente por tenerme a su lado?

Allí frente al espejo, no pude más que maldecir mi pequeña boca, esa que sólo hería personas aunque estas fuesen las que siempre me jacté de amar.
Maldecir, todas mi inseguridades, todo lo que odiaba y en lo que sin embargo, me estaba convirtiendo.
Maldije millones de veces todo lo que no pude callarme y todo lo que me permití decir, me maldije por lo que nunca hice y por lo que hice siempre sin pensar. 
Maldije mi estupidez, maldije mi patética vida, la vida que por largos año había desperdiciado con mi monotonía, la vida que nunca había sabido afrontar, la vida que me había brindado a las mejores personas siempre y a las que nunca me cansé de decepcionar, la vida que se pasaba de largo frente a mis narices y yo, perezosa, le dejaba irse como si fuera agua entre mis manos torpes.

Me odié, me di asco y de nuevo, volví a sentir que no pertenecía a este mundo de competencias, a este mundo donde no era necesaria, donde fácilmente podría ser reemplazada, a este mundo todos eran miles de veces mejor que yo. 

martes, 21 de enero de 2014

♥~

Si intentara explicaros la magia de su sonrisa, no me ajustarían las palabras, ni el papel, ni la tinta para plasmarlo todo. No habría forma de moldear la intensidad de su amor, de sus caricias, de su cariño incondicional...

Si pudiera explicaros cuánto amo sus tímidas sonrisas matutinas; que una simple mirada suya puede transformar el peor día en uno mejor.
Si pudiera explicaros la fuerza con la que late mi corazón cuando está a escasos centímetros míos; la magia de aquel beso que aunque no es el primero, se siente como si lo fuera.
Si pudiera explicaros que es un experto en desaparecer mis barreras y hacerme sentir desarmada, indefensa y al mismo tiempo capaz de todo.
Si pudiera explicaros que pese a los pequeños daños, no cambiaría nada de nuestra historia, entonces, os diría que...

Sólo en él he encontrado algo que, ¡ni yo misma había imaginado!
Que sólo él puede acelerar o detener mi corazón, ponerme feliz o triste.
Que desde aquel día en que yo creí que se sumaría a la lista de mis "decepciones amorosas", no he hecho más sentir que cada segundo de espera por él valió por completo la pena.
Que cuando estoy sola, me gusta recrearme con sus sonrisas, con la calidez de su cuerpo, con la fuerza que ejerce en cada abrazo.
Que cuando las cosas no van como las planeo, sé que puedo contar con él, puedo fiarme de que no seré juzgada, sino al contrario, que va a reanimarme entre pequeños besos que tapizarán mis mejillas hasta cubrir por completo mi rostro y terminará diciéndome ese Te amo que parece poseer un efecto mágico.
Que cuando le tengo cerca, mi cuerpo vibra de pies a cabeza y que siento una fuerte necesidad de besarle, de hacerle saber que es lo mejor que le pudo pasar a mi vida, que no hay nada que anhele más en este mundo que pasar el resto de mis días a su lado.
Que nunca me canso de sus sonrisas de dientes perfectos; o de sus mimos que aún colorean mis mejillas; o de esos extraños arrebatos de romanticismo donde se esfuerza por material en letras todo aquello que dice provoco en él; y ni hablar de esa faceta melosa que sólo muestra cuando estamos solos.

Y terminaría por deciros, que esto, no es ni una décima parte de todo lo que siento por él.

domingo, 19 de enero de 2014

...~

Le dolía la cabeza y  pensar en ese asunto en específico siempre le ponía de mal humor. 
Miles de interrogantes cruzaban en su mente, mezclándose entre sus sentimientos encontrados, alimentando a sus demonios, esos seres despiadados que bajo cualquier método buscaban colarse en sus pensamientos para sembrarle la incertidumbre de cosas que aunque parecían un chiste, ¡podían suceder! porque al final de cuentas, ¿no éramos todos carne? ¿Y no era la carne débil? 

Alice Rhen depositó su rizada cabellera en las almohadas de su cama y se dejó llevar por la aterciopleda textura de estas, hundió su pequeño rostro en las misma y tras aquella acción, desaparecieron sus coloreadas mejillas, sus carnosos y pequeños labios, sus orbes de un gélido gris que llamaban la atención de cualquiera y su cuerpo, se vio ligeramente envuelto en sus sábanas blancas.
Traición. La palabra le amargaba la boca.
Traición. Y le dejaba un agrio sabor al final que le revolvía por completo el estómago.
Traición. Y entonces, la palabra cobraba vida, se desglosaba, se deformaba, daba vida a nuevas palabras con sus letras que presentaban un aspecto sucio, corrompido, vulgar...
Mentiras. Traición. Engaño. Desconfianza. Ira. Rabia. Inseguridad. Miedo. Venganza...
Y ahí estaba otra vez, ¡TRAICIÓN! ¡TRAICIÓN! ¡TRAICIÓN!

¡Y todo se venía abajo! ¡Todas sus memorias de los momentos felices se deshacían y se volvían fragmentos sin valor! ¿En qué momento había comenzado la puesta en escena para timarle? ¿Había sido divertido engañarla? ¿Jugarle, como vulgarmente se conoce "el dedo en la boca"? ¡DEBÍA HABERLO SIDO! Porque no había rastro de remordimiento. El delincuente, el traidor, se paseaba frente a ella con su burda sonrisa, con esa sonrisa que se le antojaba torcida y que parecía emanar la podredumbre de la deslealtad y aparte, ¡tenía el descaro de culparle! ¡SÍ, DE CULPARLE!

Cerró las manos con fuerza, volviéndolas puños y descargó su frustración con puñetazos y patadas que se deshacían en el aire, con chillidos que le suponían un esfuerzo tan grande que el rostro se le tornaba de un rojo ira y terminaba en insípido fonetismo frustrado. 
Y las lágrimas, oh, las lágrimas. Esas perlas de cristal salado que se deslizaban por sus mejillas y terminaban perdiéndose en su cuello, en el inicio de sus senos o simplemente, entre las telas de su colorido vestido que nada contrastaba con sus emociones. 
Pero no terminaba allí, no, por supuesto que no. ¿Cómo podrían jactarse sus demonios internos de ser excelentes en su trabajo si no lograban atormentarla hasta agotarle? ¿Si no usaban todos sus recursos existentes? ¡Imperdonable! 
Entonces, como un torrente de agua cayendo de forma rápida, como las cascadas de un llamativo azul turquesa, saturaron su mente con la imagen de él, de ellos, de ese pequeño desliz que se mantendría fuerte y vigente hasta el día de su muerte.
¿Por qué él? se preguntó. ¿En verdad habría sido su culpa? ¿Había significado tan poca cosa? ¿Es acaso que jamás podría superarle? ¿Qué siempre tendría que competir con la sombra de ella y perder? 
Entonces, otra serie de preguntas tomaron el mando. 
¿Le diría que le gustaba mientras a ella le decía "Te amo"? ¿Mientras ella se tragaba sus mentiras y le respondía con la máxima dulzura posible? ¿Desde cuándo? ¿Acaso estaba él a su lado, por simple lástima? ¿Alguna vez algo de aquello fue verdadero?...

Las preguntas no pararon, mucho menos su imaginación que recreó múltiples escenas de lo que podría haber ocurrido, mientras ella, cual mosquito, caía en las fauces de aquella planta carnívora que no le dejaba escapatoria y terminaba por engullirla, dejándola malherida y hecha un ovillo en sus brillantes sábanas de un perfecto blanco, como una muñeca de trapo, inerte, vacía...

sábado, 10 de noviembre de 2012

:'c

Había algo en ella que le gustaba. No sabia que, tampoco era como si le interesase hurgar en sus emociones, solo sabia que le gustaba, que al escucharla su corazón latía con desesperación y todo su ser, ansiaba tenerla cerca. 
Repitió su nombre. 
Un nombre perfecto, un nombre que se deshacía en sus labios, un nombre que le quemaba en el corazón.
Un nombre que de ser pronunciado en su presencia le hacia estremecerse de alegría y placer.

Suspiró, embriagándose nuevamente en su recuerdo. Evoco sus labios, el color de sus ojos, el largo de su cabello. Evoco su risa tintineante y su charla tan común.
A esas alturas era difícil retroceder en el terreno del amor y él lo sabia. A esas alturas en la amaba con tanta locura, era difícil negarse a sus caprichos, negarse a ella.

So~


Me gustaría no sufrir lo estragos de este amor, dejar de sentir con todo lo relacionado a ti, dejar de sonreír incluso aunque en el fondo del alma me duele.
Dejar de llorar.
Sobre todo eso. 
Dejar de llorar. Dejar de pensar en ti. Dejar de soñar tu nombre.
Pero soy incapaz.
Ojala pudiera conocer la formula para olvidarte y seguir. Conocer la formula que tu utilizaste para olvidarme a mi.